¿Qué hacer en caso de sangrado anal?

"El sangrado anal es la descarga de sangre del canal anal, es decir, del tracto final del intestino, representado visualmente por una estructura normalmente en forma de "embudo" rodeada por las fibras musculares del esfínter anal", explica el Dr. Stuto.

El sangrado en esta zona, debido a causas naturales, puede producirse de diferentes formas, que deben ser evaluadas más a fondo por el médico, como por ejemplo:

• goteo, que va a caer en el agua del inodoro;
• velo en el contorno externo de las heces;
• rastros en el papel higiénico (paper bleeding).

Sangrado anal frente a sangre oculta

El sangrado anal suele asociarse erróneamente con el análisis de sangre oculta. Sin embargo, existe una gran diferencia entre ambos:

• El análisis de sangre oculta, como la propia palabra indica, se utiliza para evaluar, mediante una muestra de heces, la presencia de sangre entremezclada con las heces que no es evidente a simple vista.
• El sangrado anal es una hemorragia que ya es evidente, por lo que no es necesario buscarla, ni se debe realizar el test de sangre oculta en esta circunstancia, ya que la muestra recogida se contaminaría fácilmente.

"El objetivo de la prueba de sangre oculta es evaluar, sobre todo en personas mayores de 45 años o con antecedentes familiares, la presencia de pólipos intestinales, que tienen tendencia a sangrar. Se trata de pequeños crecimientos en el colon que, si se descuidan y no se extirpan, pueden desembocar en una neoplasia", concluye el Dr. Stuto.

Por este motivo, a partir de los 45 años o en caso de uno o más familiares con cáncer de colon, es importante realizar revisiones periódicas y endoscopias frecuentes: la norma sería realizar las revisiones al menos 10 años antes del diagnóstico en el familiar enfermo y, en caso de poliposis de base genética-familiar, incluso antes.

El sangrado anal es un fenómeno extremadamente frecuente y en la mayoría de los casos benigno que, sin embargo, además de ser molesto, puede requerir atención médica especializada.

Ciertos aspectos, a los que se debe prestar especial atención, pueden sugerir a la persona la necesidad de un chequeo médico urgente. Entre ellos se encuentran:

• color oscuro de la sangre: 
  • si la sangre emitida es de color rojo vivo, suele indicar que su desencadenante está muy cerca. En ausencia de traumatismos y postoperatorios de intervenciones quirúrgicas anales y perianales, se asocia con frecuencia a hemorroides;
  • por otro lado, la sangre oscura y a menudo maloliente podría sugerir que la sangre se originó en una parte superior del cuerpo (boca, esófago, estómago, colon, etc.) y en su camino hacia abajo fue parcialmente digerida y metabolizada. Por lo tanto, en este caso, el médico debe investigar aún más para identificar la causa;
• sangrado frecuente: es decir, sangrado anal que no es ocasional, que se produce al menos 10 veces en un mes (consecutivas o no);
• sangrado no relacionado con la defecación;
• presencia de dolor, incluido dolor abdominal y/o calambres persistentes;
• asociación con una alteración persistente de la defecación (estreñimiento o diarrea);
• aparición de fiebre vespertina o sensación de malestar general;
• sensación de un bulto que sobresale del ano.

En función de las características específicas de la sangre filtrada (presencia de coágulos, etc.), el especialista podrá comprender mejor su naturaleza y origen o prescribirá investigaciones complementarias.

El sangrado anal no es una enfermedad en sí misma, sino el signo de un problema que lo provoca, que en la mayoría de los casos es benigno, pero para el que sólo un especialista puede ofrecer un diagnóstico concreto y un tratamiento adecuado.

El médico aclara que "el sangrado anal no suele requerir una visita a urgencias, a menos que NO:

• se encuentre en una situación de intervención posquirúrgica inmediata;
• exista un traumatismo asociado;
• exista riesgo de hemorragia.

En la mayoría de las situaciones, también para evitar sobrecargar el servicio de urgencias, está más indicado un examen médico con el proctólogo de confianza, que puede dar indicaciones claras al paciente y eventualmente prescribir exámenes y terapias ad hoc", explica el Dr. Stuto.

En el caso de sangrados de la zona anal, algunos métodos de automedicación no suelen tener efectos beneficiosos y, por lo tanto, no son muy eficaces. Entre ellos se incluyen:

• la aplicación de hielo;
• la toma de medicamentos como antiinflamatorios o anestésicos locales/analgésicos.

La enfermedad hemorroidal es la causa más frecuente de hemorragia anal y se caracteriza generalmente por la ausencia de dolor. Las hemorroides son, de hecho, almohadillas que sirven para mantener la continencia anal y que se hinchan y deshinchan constantemente.

Al estar ricamente vascularizadas, basta una pequeña fricción para lesionarlas. Sin embargo, en el caso de las heces líquidas, es su acidez la que daña el estado superficial de las hemorroides, provocando su sangrado. Por lo general, la lesión hemorroidal se repara rápidamente y el dolor es escaso o nulo.

Además de las hemorroides, las otras causas más frecuentes que pueden provocar hemorragia anal son:

• fisuras, que se presentan dolorosas y sangrantes en la fase inicial, pero mucho menos en la fase crónica;
• proctitis (inflamación del recto);
• enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa;
• fístulas anales.

"En contra de la creencia común, hay que dejar claro que sólo en muy raras ocasiones el sangrado anal está asociado a un tumor. Por supuesto, también hay que tener en cuenta la edad del paciente, pero sobre todo en personas jóvenes y menores de 40 años, se trata de un caso muy poco frecuente", explica el médico. 

El tratamiento del sangrado anal varía en función de la causa subyacente. En general, consiste en terapias farmacológicas y quirúrgicas destinadas a resolver el problema identificado por el médico.