Cáncer de vesícula biliar
¿Qué es?
El tumor que se origina en la pared de la vesícula biliar (o bilis) es la neoplasia más frecuente del tracto biliar. Se ha encontrado colelitiasis (cálculos en la vesícula biliar) en el 70-98% de los pacientes con neoplasia de la vesícula biliar. Con toda probabilidad, la inflamación crónica de la pared de la vesícula biliar conduce a la transformación displásica del epitelio hasta la aparición del carcinoma. Sin embargo, el riesgo de desarrollar un carcinoma de vesícula biliar en pacientes con colelitiasis no supera el 0,5-2%.
¿Cómo se diagnostica?
El hallazgo suele ser ocasional y la sintomatología relacionada con la colelitiasis, a veces incluso incidental en el examen histológico tras la extirpación de la vesícula biliar por colelitiasis (10% de los casos). El tumor avanzado puede infiltrar el hígado y el tracto biliar principal, causando ictericia y alteración de las pruebas hematoquímicas de la función hepática. El diagnóstico suele realizarse mediante ecografía y TC con medio de contraste del abdomen.
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
El tratamiento preferido es la extirpación quirúrgica del tumor. Según el estadio de la enfermedad, puede estar indicada una operación más demoledora: si el tumor está confinado en la capa más superficial de la pared de la vesícula biliar, la extirpación de la vesícula biliar sola suele considerarse suficiente, la colecistectomía: este es el caso frecuente tras una colecistectomía incidental por colelitiasis. En los estadios más avanzados con infiltración de las capas más profundas de la pared de la vesícula o del hígado circundante, está indicada la resección de la porción del hígado que rodea la vesícula (segmento IV) y de los ganglios linfáticos regionales. Así pues, en caso de hallazgo incidental de un tumor de la vesícula biliar tras una colecistectomía por colelitiasis, es necesario realizar una nueva intervención quirúrgica para que la extirpación de la neoplasia sea radical.
Si el tumor se infiltra también en el conducto cístico y en el conducto biliar principal, puede ser necesario extirpar también el conducto biliar y realizar una vía biliar; si los principales vasos sanguíneos de un lóbulo hepático están afectados por la neoplasia, es necesaria una resección hepática más amplia (hepatectomía derecha o izquierda).
Los pacientes que presentan un tumor que no puede ser extirpado quirúrgicamente en el momento del diagnóstico tienen un mal pronóstico, ya que la quimioterapia y la radioterapia son actualmente ineficaces para mejorar el pronóstico.
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