Cómo curar una mandíbula que chasquea

"El chasquido de la mandíbula, como su nombre indica", explica el Dr. Broggi, "se caracteriza por la presencia de un ruido (clic), acompañado a veces de otros síntomas como:

• incapacidad para abrir completamente la boca (a veces se atasca);
• dificultad para comer;
• dolor en los oídos, los dientes o la cabeza;
• hinchazón de la parte afectada.

Esto ocurre porque, durante el trayecto mandibular, al abrir o cerrar la boca, el hueso dedicado (cóndilo mandibular) sufre una sacudida que se produce al intentar superar un obstáculo.

El trayecto articular no sólo es circular, sino que avanza hacia delante, y su recorrido se ve facilitado por una especie de "tapete fibroconectivo", denominado disco articular, con una función similar a la del menisco de la rodilla. Si este disco tiende a cambiar de forma o posición, se crea el obstáculo antes mencionado, dando lugar al síntoma del "chasquido de la mandíbula".

"Aparte de las causas traumáticas (por ejemplo, caídas, accidentes, golpes bruscos) que requieren fisioterapia y/o cirugía para las lesiones sufridas", prosigue el especialista, "existen otros 2 tipos de causas relacionadas con la aparición del chasquido de la mandíbula: 

• causa crónica/adaptativa, es decir, cuando la alteración de la estructura discal se debe a una sobrecarga crónica, es decir, a una hiperactividad muscular (por ejemplo, rechinar los dientes, mascar chicle con frecuencia), o a una maloclusión que, al comprimir excesivamente el disco, genera una alteración del trayecto articular;
• causa fisiológica del paciente, debida a factores no modificables, entre ellos la edad y el sexo, como ocurre en la laxitud ligamentosa, presente predominantemente en sujetos femeninos jóvenes, que provoca un aflojamiento del disco articular, lo que conduce más fácilmente a una incoordinación entre estructuras (chasquido articular)".

A veces, el diagnóstico puede ser tardío porque el ruido no siempre tiene un componente doloroso. En los casos en que el chasquido y las molestias se hacen persistentes, saltan las alarmas, lo que lleva al paciente a ponerse finalmente en contacto con un especialista (dentista, gnatólogo y, a veces, incluso otorrinolaringólogo, si también afecta al oído) que realizará un diagnóstico clínico basado en una anamnesis exhaustiva.

"Como se ha dicho, puesto que el ruido es un síntoma, es necesario buscar su causa para poder clasificarlo como más o menos grave", afirma. "Un ruido excesivo equivale a un mayor obstáculo y a una posibilidad de bloqueo articular, lo que se traduce en una menor apertura bucal. Así que lo correcto es tratar la causa y, automáticamente, también el ruido.

Dependiendo de las causas, como por ejemplo una sobrecarga funcional excesiva por parafunciones como rechinar los dientes debido al estrés, bruxismo, maloclusión, se llevan a cabo tratamientos específicos correspondientes:

• eliminación de la sobrecarga mediante el uso de férulas;
• recolocación de los dientes ausentes;
• apoyo psicológico en caso de estrés emocional.

Combinado con tratamientos específicos, se puede añadir la autofisioterapia, que, como con todas las articulaciones del cuerpo, proporciona la fluidez y la amplitud de movimiento más correctas posibles.

En cualquier caso", concluye Broggi, "si el ruido es menor y no es síntoma de problemas específicos, se deja y se mantiene bajo control".