Endometriosis
¿Qué es?
La endometriosis se define como la presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad uterina, predominantemente, pero no exclusivamente, en el compartimento pélvico. Se trata de una afección inflamatoria crónica dependiente de los estrógenos que afecta a un 5% de las mujeres en su período reproductivo, con un pico de prevalencia entre los 25 y los 35 años de edad. La presencia de endometrio fuera de la cavidad uterina provoca dolor e infertilidad, que son las principales cargas de la enfermedad endometriósica.
La endometriosis puede localizarse en el ovario (quistes de endometriosis ovárica, también llamados endometriomas, OMA), de forma superficial en la cavidad pélvica (endometriosis superficial, EPS) o de forma profunda en las capas de los órganos pélvicos como el recto (endometriosis profunda posterior, DIE posterior) o la vejiga (endometriosis profunda anterior, DIE anterior).
¿Cuáles son los síntomas?
Los dos síntomas de dolor más frecuentes son la dismenorrea (dolor durante el sangrado menstrual) y la dispareunia profunda (dolor durante las relaciones sexuales). Otros síntomas son la disquecia (dolor durante la defecación), la disuria (dolor al orinar) y el dolor pélvico intermenstrual.
La endometriosis (especialmente la localización ovárica de la enfermedad) también está asociada a la infertilidad y, en ocasiones, puede descubrirse durante el examen diagnóstico de una pareja infértil que desea concebir.
- Dismenorrea
- Dispareunia
- Dolor pélvico crónico
- Disquecia
- Disuria
- Infertilidad
¿Cómo se diagnostica?
Dado que el diagnóstico histológico de la endometriosis sólo puede obtenerse mediante cirugía (laparoscopia diagnóstica), sigue siendo el patrón de oro diagnóstico según la mayoría de las directrices internacionales.
Además, algunos expertos consideran que la endometriosis puede sospecharse y debe diagnosticarse incluso en ausencia de una confirmación histológica a través de la combinación de síntomas, signos y hallazgos ecográficos.
De hecho, los endometriomas ováricos y los nódulos invasivos profundos pueden identificarse de forma fiable con el uso de herramientas de diagnóstico no invasivas. La exploración bimanual ginecológica y la ecografía transvaginal son muy precisas para diagnosticar endometriomas ováricos, nódulos profundos y lesiones vesicales. La recto-sigmoidoscopia, enema de bario, resonancia magnética y las imágenes del aparato urinario pueden ser de ayuda en determinadas circunstancias. El papel de la evaluación de los niveles séricos de CA 125 en el diagnóstico primario aún no está definido.
En conclusión, la combinación de síntomas, signos y hallazgos ecográficos es generalmente fiable en el diagnóstico no quirúrgico de la endometriosis.
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
En el dolor pélvico asociado a la endometriosis, se pueden adoptar enfoques médicos o quirúrgicos. La elección entre ambas alternativas está influida por varios factores, que requieren una evaluación experta por parte de un equipo ginecológico especializado. Los tratamientos médicos más frecuentes para tratar el dolor en la endometriosis son los anticonceptivos orales y los progestágenos. En las formas más graves de endometriosis pueden utilizarse agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRHa).
La terapia médica en la endometriosis es sintomática y no destruye las lesiones ya formadas. Deben concebirse como tratamientos a largo plazo; la reaparición de los síntomas al suspender el fármaco es esperable y no constituye una demostración de la ineficacia de los tratamientos.
En la práctica clínica, los síntomas refractarios a las terapias médicas suelen requerir un abordaje quirúrgico, ya sea por laparoscopia (más a menudo) o por laparotomía.
También la infertilidad relacionada con la endometriosis puede tratarse teóricamente mediante cirugía o mediante técnicas de reproducción asistida. Aunque la erradicación de la lesión se considera un procedimiento que favorece la fertilidad, las técnicas de reproducción asistida constituyen una alternativa válida.
Dada la falta de datos sólidos, la decisión entre la cirugía y la FIV debe discutirse y compartirse con la paciente. Las mujeres deben recibir información exhaustiva que ilustre los posibles beneficios y riesgos de ambos enfoques.
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