Enfermedad de Parkinson
¿Qué es?
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad degenerativa lentamente progresiva que afecta a áreas específicas del cerebro que trabajan juntas para coordinar los movimientos. En la enfermedad de Parkinson, se observa un deterioro de las células nerviosas de la llamada sustancia negra, situada en las profundidades del cerebro, lo que provoca una reducción de la cantidad de dopamina liberada por las propias neuronas. La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después de la demencia de Alzheimer. Aproximadamente 1 de cada 100 personas mayores de 65 años y 1 de cada 10 personas mayores de 80 años están afectadas. La enfermedad de Parkinson suele comenzar entre los 50 y los 80 años, pero hay casos raros de formas tempranas, que suelen deberse a la presencia de mutaciones o variantes genéticas. La presentación de la enfermedad es similar a la de otros trastornos del movimiento conocidos como parkinsonismos, en los que, sin embargo, los trastornos están causados por otras afecciones, como accidentes cerebrovasculares, toma de ciertos medicamentos, hidrocefalia, enfermedades como demencia con cuerpos de Lewy y parálisis supranuclear progresiva, que, por tanto, deben distinguirse correctamente de la enfermedad de Parkinson.
¿Cuáles son los síntomas?
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se basa en la presencia de 3 síntomas cardinales: temblor en reposo, hipertensión (o rigidez) y bradicinesia. El temblor en reposo es un temblor rítmico (típicamente de las manos) presente cuando los músculos están relajados, que tiende a disminuir durante los movimientos voluntarios, a desaparecer durante el sueño y a empeorar durante el estrés. La hipertensión es un aumento de la rigidez muscular, que dificulta el movimiento en sí. La bradicinesia, por su parte, es una ralentización de los movimientos voluntarios, que además se vuelven menos extensos y difíciles de iniciar. Además de éstos, pueden presentarse otros síntomas acompañantes, como: dificultad para mantener el equilibrio (inestabilidad postural), alteraciones de la postura (que se vuelve curvada) y de la marcha (tendencia a arrastrar los pies, con pasos pequeños y reducción del balanceo de los brazos). En los estadios más avanzados de la enfermedad, los pacientes tienden a detenerse repentinamente y describen la sensación de tener los pies pegados al suelo (fenómeno de "congelación"). Otros aceleran involuntariamente su zancada de forma irregular para evitar caerse (esta tendencia se llama "festinación"). Los síntomas que son más inespecíficos, pero que pueden comenzar varios años antes que los síntomas motores, incluyen: alteraciones del sueño, incluido el insomnio y los llamados trastornos del comportamiento del sueño REM, en los que las personas sueñan vívidamente y tienden a inquietarse y moverse en la cama durante el sueño; depresión; disminución de la sensibilidad a los olores (hiposmia); estreñimiento y problemas urinarios. En las formas avanzadas de la enfermedad, algunos individuos también pueden desarrollar déficits cognitivos, hasta llegar a la demencia total.
- temblor en reposo
- hipertonía
- bradicinesia
- alteraciones de la postura y de la marcha
- trastornos del sueño
- depresión
- hiposmia
- estreñimiento
- trastornos de la micción
- déficits cognitivos
¿Cómo se diagnostica?
La evaluación del neurólogo mediante un examen objetivo especializado es necesaria para el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson. Esto incluye la evaluación del temblor, rigidez, capacidad de realizar movimientos alternativos rápidos, equilibrio y marcha. Si el diagnóstico clínico no está claro, el médico puede administrar a la persona levodopa, el primer y principal fármaco utilizado para tratar la enfermedad de Parkinson. Si la levodopa induce una clara mejoría, es probable que la enfermedad de Parkinson esté presente. Los exámenes neurorradiológicos, como TC o RMN del cerebro, se realizan para excluir la presencia de otras causas de parkinsonismo (principalmente vasculares), pero no son capaces de aportar elementos específicos en el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson hasta la fecha. Un método particular de imagen funcional, llamado DaT SCAN, es capaz de confirmar o excluir el deterioro de las neuronas que contienen dopamina en una fase temprana de la enfermedad. La gammagrafía miocárdica con el trazador 123MIBG también puede ser útil en las primeras fases de la enfermedad al poner de manifiesto la alteración de la transmisión noradrenérgica en el corazón.
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¿Cómo se trata?
Hasta la fecha, no hay medicamentos ni procedimientos que puedan curar definitivamente la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, existen varias opciones muy eficaces para aliviar los síntomas y permitir que los pacientes realicen sus actividades diarias con normalidad. La levodopa es el principal de estos fármacos, ya que es capaz de suplir directamente la falta de dopamina que provoca los síntomas de la enfermedad, pero también existen otras clases de moléculas (por ejemplo, dopaminoagonistas, inhibidores de la MAO-B, inhibidores de la COMT) que suelen utilizarse en combinación con la levodopa y entre sí, especialmente si la levodopa ha perdido su eficacia (como puede ocurrir tras varios años o décadas de enfermedad) o no se tolera debido a la aparición de efectos secundarios. La terapia farmacológica debe combinarse siempre con la rehabilitación motora, realizada por un fisioterapeuta experimentado que defina un protocolo basado en las características y los síntomas del paciente. Cuando las terapias farmacológicas ya no son suficientes para controlar los síntomas o cuando aparecen efectos secundarios significativos, la estimulación cerebral profunda, una intervención neuroquirúrgica realizada con una ligera sedación que consiste en la inserción de electrodos cerebrales que reavivan la función dopaminérgica, puede estar indicada para ciertas categorías de pacientes sin déficits cognitivos ni trastornos psiquiátricos.
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