Nefropatía diabética
¿Qué es?
La diabetes se ha convertido en una causa común de insuficiencia renal terminal en EE.UU. y Europa: en EE.UU., los diabéticos representan el 40% de los nuevos ingresos por diálisis, y en Europa el 17%. Aunque las medidas preventivas parecen ser cada vez más eficaces para reducir el desarrollo de esta complicación en los diabéticos, hay que tener en cuenta el aumento constante del número de pacientes con diabetes. La nefropatía diabética es una complicación microvascular de la diabetes que afecta a un tercio de los pacientes diabéticos y provoca insuficiencia renal. La hiperglucemia desempeña un papel fundamental en la aparición y progresión de la nefropatía diabética, tanto por mecanismos metabólicos como hemodinámicos. Junto con el papel de la hiperglucemia, ahora se reconoce la contribución fundamental de la hipertensión arterial, especialmente en el daño renal de la diabetes de tipo 2, con la que la propia hipertensión suele estar asociada. El daño renal es predominantemente glomerular y culmina en el cuadro de glomeruloesclerosis nodular o difusa. La vasculopatía asociada a la diabetes también puede afectar al riñón reduciendo su funcionalidad.
¿Cuáles son los síntomas?
Clínicamente, la nefropatía diabética se caracteriza por la tríada: proteinuria, reducción del filtrado glomerular e hipertensión. La proteinuria se evalúa midiendo la albuminuria: en la fase inicial, la enfermedad supone la aparición de niveles anormales de albúmina (menos de 30 mg/día) en la orina. Esta condición se denomina microalbuminuria. En ausencia de intervenciones terapéuticas específicas, alrededor del 80% de los sujetos con diabetes presentan un aumento de la excreción de albúmina en la orina que, en algunos de ellos, puede evolucionar hasta el punto de eliminar más de 500 mg de albúmina en un periodo de 24 horas con la progresión hacia el estadio de nefropatía manifiesta o proteinuria clínica persistente. El filtrado glomerular, tras una fase inicial de aumento de la "hiperfiltración", vuelve a la normalidad y luego disminuye gradualmente hasta la insuficiencia renal terminal. La hipertensión es generalmente secundaria al daño renal en la diabetes de tipo 1, en el caso de la diabetes de tipo 2 suele preceder y favorecer el desarrollo de la complicación.
- edema
- hipertensión arterial
- aumento de la creatininemia
- proteinuria
¿Cómo se diagnostica?
Cribado, diagnóstico y estadificación de la nefropatía diabética se basan en la medición de los valores de albúmina urinaria. Puede realizarse con una muestra de orina puntual o con recogidas de orina de 24 horas. En el primer caso, la concentración de albúmina debe normalizarse con respecto a la de creatinina y expresarse como relación albúmina/creatinina. El examen de orina es esencial, ya que permite obtener más información, especialmente del análisis del sedimento de la orina. La ecografía renal puede utilizarse en pacientes con insuficiencia renal crónica en estadio 3 o superior para obtener información morfológica de los riñones, medir su tamaño, identificar cualquier anomalía renal y del tracto urinario y medir la relación córtico-medular.
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¿Cómo se trata?
La prevención y la terapia se basan en un buen control de la glucemia, la presión arterial y los lípidos. Estas medidas, especialmente si se instituyen desde el inicio de la enfermedad, han demostrado su eficacia en la prevención primaria e incluso secundaria de la nefropatía diabética. Dejar de fumar y una dieta baja en proteínas también son eficaces para frenar la progresión hacia la insuficiencia renal terminal.
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