Síndrome de Reiter y artritis reactiva
¿Qué es?
Es una inflamación que produce dolor, hinchazón, enrojecimiento y calor en las articulaciones. Forma parte de las espondilatropatías (familia de enfermedades articulares) que afectan con mayor frecuencia a la columna vertebral, las articulaciones sacroilíacas y los puntos de unión de los tendones con el hueso (entesitis). Sin embargo, puede afectar a muchas otras partes del cuerpo, incluidas las articulaciones de los miembros inferiores.
La inflamación comienza como consecuencia de una respuesta mal dirigida inducida por una infección extrarticular; lo más frecuente es que sea genitourinaria (uretritis, cistitis, prostatitis, etc.) o intestinal (enteritis con diarrea, etc.).
Los ojos también pueden verse afectados (la tríada de artritis, uretritis y uveítis es característica del síndrome de Reiter), así como la mucosa oral, que desarrolla ulceraciones características.
El nombre deriva de Hans Reiter, un subteniente austriaco, que la describió por primera vez en 1916, durante la Primera Guerra Mundial: un paciente que se había recuperado de un grave episodio diarreico manifestaba artritis, urteritis y conjuntivitis.
Causas y factores de riesgo
La causa es desconocida, aunque la tendencia a desarrollar artritis reactiva es más común en algunas familias. Aproximadamente el 74% de los pacientes comparten un marcador genético, la molécula HLA-B27.
La enfermedad es rara y afecta con mayor frecuencia a pacientes masculinos (la proporción hombre/mujer es de aproximadamente 25:1). Sin embargo, en las mujeres, el diagnóstico puede verse obstaculizado por la dificultad para reconocer la cervicitis.
La aparición es más frecuente entre los 20 y los 40 años. Sin embargo, la artritis reactiva (generalmente postentérica) también se ha descrito en niños y en mayores de 80 años.
¿Cuáles son los síntomas?
Las manifestaciones más comunes son:
- artritis;
- fiebre;
- pérdida de peso;
- sarpullidos (similares a los de la psoriasis);
- malestar;
- cansancio;
- síntomas urinarios (dolor y molestias al orinar, secreción uretral).
¿Cómo se diagnostica?
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
Con antiinflamatorios no esteroideos.
La terapia subyacente se basa en la sulfasalazina, aunque puede dar un beneficio limitado en la afectación de la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas.
En las formas crónicas y más graves, pueden utilizarse fármacos biológicos (inhibidores del TNFa).
El curso de la enfermedad suele ser imprevisible. Con frecuencia, los períodos asintomáticos se asocian a períodos de exacerbación. La cronificación con un curso clínico progresivo no es rara.
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