Síndrome de Sjögren
¿Qué es?
Se trata de una inflamación a nivel de las glándulas exocrinas, causada por una respuesta incorrecta del sistema inmunitario. El daño inflamatorio provoca una disminución de la producción de lágrimas y saliva y, por tanto, sequedad de ojos y boca.
Fue descrita por primera vez en 1933 por el oftalmólogo sueco Herik Sjögren en un grupo de pacientes con artritis crónica. El síndrome no es sólo una enfermedad de las glándulas, sino que puede afectar a varios órganos internos.
Causas y factores de riesgo
Los factores genéticos, hormonales (nueve de cada diez pacientes son mujeres) e inmunológicos se superponen.
La reacción inmunitaria, que debería atacar a los microorganismos extraños, se dirige erróneamente contra el tejido de las glándulas exocrinas, lo que conduce a la inflamación y, a la larga, a la destrucción.
¿Cuáles son los síntomas?
Por lo general, causa:
- molestias oculares persistentes (ardor y sensación de arena en los ojos)
- infecciones frecuentes de la boca;
- inflamación de las parótidas;
- ardor; dificultad para masticar y tragar alimentos secos.
La enfermedad también puede causar un cansancio evidente, dolor en las articulaciones y sequedad de la mucosa de la nariz y la vagina.
En algunos casos, pueden verse afectados otros órganos, como la piel, el pulmón o el riñón.
En aproximadamente la mitad de los pacientes, el síndrome de Sjögren se asocia a otros síndromes reumatológicos, especialmente la artritis reumatoide o la enfermedad mixta del tejido conectivo. La respuesta autoinmune se demuestra por la presencia en el suero de los pacientes de autoanticuerpos que reaccionan con componentes del organismo, como los anticuerpos antinucleares y el factor reumatoide.
¿Cómo se diagnostica?
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
No existe ningún tratamiento que pueda reparar y recuperar completamente la función de las glándulas dañadas.
El uso de colirios y preparados tópicos para sustituir las lágrimas no producidas y prevenir los daños causados por la sequedad ocular es esencial. Por otro lado, preparados como la pilocarpina, que estimulan la secreción de las glándulas, pueden aliviar los síntomas del ojo seco.
En algunos casos, especialmente si hay otros órganos afectados, puede ser necesario un tratamiento con cortisona o inmunosupresores.
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