Fibroadenoma

El fibroadenoma suele diagnosticarse tras una autoexploración por parte de la misma paciente o durante un examen clínico por parte del médico. En la ecografía aparece como una masa bien circunscrita, redonda a ovoide, o macrolobulada, con hipoecogenicidad generalmente uniforme. En un 10% de los casos puede observarse una calcificación intralesional detectable por ecografía. En la mamografía, un fibroadenoma tiene el aspecto de una masa ovalada discreta, hipo o isodensa con respecto al tejido glandular mamario, o una masa con macrolobulación o un margen parcialmente oculto. Los fibroadenomas envolventes en pacientes de edad avanzada pueden contener calcificaciones, produciendo a menudo las clásicas "calcificaciones en forma de palomitas de maíz". En la resonancia magnética, los fibroadenomas son hipointensos o isointensos en comparación con el tejido mamario adyacente en T1, hipo o hiperintensos en T2 y, tras la inyección de un agente de contraste, la curva describe un realce inicial lento del contraste seguido de una fase retardada persistente (curva de realce tipo I). La biopsia central está indicada en casos seleccionados (imágenes dudosas/sospechosas, bultos que aumentan de tamaño, lesiones complejas, etc.) para confirmar el diagnóstico de fibroadenoma. 

Los fibroadenomas son lesiones benignas con un potencial maligno mínimo o nulo. En la mayoría de los casos no necesitan ningún tratamiento y se recomienda un seguimiento periódico por imágenes. En algunas situaciones especiales, como lesiones que aumentan de tamaño, rasgos sospechosos, cuestiones estéticas o la tranquilidad de la paciente, está indicada la extirpación quirúrgica del bulto. Esta operación se denomina tumorectomía y puede realizarse como procedimiento de cirugía de día.