Hipospadias pediátricas
¿Qué es?
Malformación congénita en la que el meato de la uretra no sale por el ápice del pene, sino por cualquier punto de la cara inferior del pene entre el glande y el escroto. Cuanto más se acerque el meato de la uretra al escroto, más curvado será el pene. El prepucio no está completo, faltando su cara inferior.
El pene está formado por un cuerpo llamado "tronco" y una cabeza llamada "glande", en cuyo vértice se encuentra el meato uretral por el que sale la orina. El glande está cubierto por una capa deslizante de mucosa y piel llamada "prepucio".
Causas y factores de riesgo
Afecta a entre 1 y 8 de cada 1000 niños.
La hipospadias es el resultado de un desarrollo defectuoso de la uretra durante la vida fetal. No se conocen las causas.
¿Cuáles son los síntomas?
El niño es absolutamente asintomático. Esta malformación no tiene ninguna repercusión en el estado general de salud y no causa ningún problema en la evacuación de la orina, salvo que provoca una dirección anormal del chorro de orina y, en la edad adulta, de los espermatozoides.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es evidente desde el nacimiento. Un examen especializado del urólogo pediátrico permite confirmar la presencia de la anomalía y definir la localización del meato uretral, que puede estar a nivel del glande, de la parte superior del pene, del pene medio o, más raramente, de la base del pene o del escroto.
Al observar el pene erecto, también es posible determinar si está curvado o no. Por lo general, no hay otras malformaciones urológicas asociadas a la hipospadias, por lo que en la mayoría de los casos no es necesario realizar más exámenes.
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
El tratamiento es quirúrgico (uretroplastia) y está dirigido a:
- reconstrucción de la uretra ausente
- corrección de cualquier curvatura del pene;
- reconstrucción o extirpación del prepucio.
Los tejidos utilizados para la reconstrucción pueden obtenerse de las zonas adyacentes a la uretra, del prepucio y, en casos especiales, de la vejiga o los labios. Sin embargo, es un tejido del niño que crecerá con él.
Las técnicas y sus respectivas dificultades son numerosas y varían en función de la longitud del tracto uretral que se va a reconstruir. Sea cual sea el grado de hipospadias, se recomienda la reconstrucción de toda la uretra ausente en una sola operación entre los seis meses y el año de edad.
La complicación postoperatoria más frecuente es la aparición de una fístula uretrocutánea, un pequeño orificio por el que se escapa la orina. Esta posibilidad es mayor cuanto más largo sea el tramo de uretra a reconstruir. Es posible que la fístula se resuelva espontáneamente en 6 meses. De lo contrario, será necesario realizar una nueva intervención quirúrgica.
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