Incontinencia urinaria posparto
¿Qué es?
Entre las diversas secuelas posibles del parto vaginal, una de las más comunes es la incontinencia urinaria. Consiste en la pérdida involuntaria de orina, objetivamente demostrable y de una magnitud que constituye un problema higiénico y social. La incontinencia urinaria posparto suele definirse como incontinencia de esfuerzo, es decir, la pérdida de orina en situaciones de estrés (en el momento de toser, reír, caminar). Suele deberse a la laxitud de los tejidos y a un defecto anatómico creado por el parto, especialmente en presencia de factores de riesgo como la edad materna avanzada, el peso del bebé y el parto prolongado. Su incidencia es imprecisa debido a la dificultad de la paciente para comunicar este síntoma, pero se sitúa en torno al 15% en los primeros 6 meses postparto (suele resolverse por sí solo)
¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma es precisamente la pérdida involuntaria de orina en un contexto social inadecuado. En la mayoría de los casos se asocia a un esfuerzo abdominal como toser, levantar un peso o reír.
- pérdida involuntaria de orina
¿Cómo se diagnostica?
La incontinencia urinaria debe objetivarse simplemente en la exploración o mediante una cuidadosa anamnesis con el paciente.
¿Cómo se trata?
Tratamiento conservador: Consiste en la rehabilitación del suelo pélvico, que incluye sesiones de electroestimulación y la llamada gimnasia pélvica. Con la ayuda de matronas especializadas, se aprenden ejercicios que se pueden repetir de forma autónoma en casa. El porcentaje de beneficio varía entre el 30% y el 70%. Si no se produce ninguna mejora después de 3-6 meses de terapia, deben seguirse otros métodos.
Terapia farmacológica: se utiliza en casos de incontinencia de urgencia (como ya se ha mencionado, más rara). Los fármacos de elección suelen ser los anticolinérgicos.
Tratamiento quirúrgico: es el tratamiento por excelencia en la incontinencia de esfuerzo y en la incontinencia por deficiencia del esfínter uretral. Las técnicas son numerosas y deben adaptarse al paciente. La intervención quirúrgica tradicional consiste en la colocación de un doblador suburetral capaz de mantener la continencia (cabestrillo); las técnicas más recientes son las inyecciones periuretrales de sustancias como el colágeno y la silicona.
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