Síndromes mielodisplásicos
¿Qué es?
Los síndromes mielodisplásicos (también llamados mielodisplasias, SMD) son enfermedades de la sangre causadas por una anomalía de las células madre de la médula ósea. En los síndromes mielodisplásicos, una de las células madre mieloides de la médula ósea sufre cambios en el ADN que la dañan. La célula madre dañada se multiplica, produciendo células con una estructura anormal (displásicas), que no pueden completar su maduración para convertirse en células sanguíneas, o al menos no pueden sobrevivir durante mucho tiempo. Esto provoca un agotamiento de la sangre, que se queda sin glóbulos rojos, glóbulos blancos y/o plaquetas.
Las células patológicas de los pacientes con SMD suelen contener mutaciones genéticas, que pueden afectar a grandes fragmentos de ADN llamados cromosomas (cromosomas 5, 7 o 20 ausentes o dañados, presencia de un cromosoma 8 adicional) o a porciones de ADN más pequeñas llamadas genes (SF3B1, TET2, SRSF2, ASXL1 o TP53).
Todavía no se conocen las causas de los síndromes mielodisplásicos, aunque la probabilidad de desarrollar esta enfermedad aumenta con la edad y la exposición a agentes externos tóxicos.
Los síndromes mielodisplásicos son un grupo de enfermedades muy heterogéneas en cuanto a su comportamiento clínico y biológico y, por tanto, requieren una clasificación que sea capaz de identificar a los pacientes con características y pronóstico similares. Sin embargo, las clasificaciones se actualizan continuamente según los últimos conocimientos. La clasificación actual es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revisada en 2016 se basa en el número de células inmaduras (blastos) presentes en la médula ósea, la evaluación de la displasia (es decir, la maduración inadecuada) a nivel medular y la presencia de anomalías citogenéticas peculiares.
Los sistemas de pronóstico (predicción de la evolución de la enfermedad) más utilizados en los síndromes mielodisplásicos son el WPSS (sistema de puntuación pronóstica basado en la clasificación de la OMS), el IPSS (Sistema Internacional de Puntuación Pronóstica) y el IPSS-R (Sistema Internacional de Puntuación Pronóstica Revisado). Estos sistemas permiten clasificar a los pacientes en diferentes grupos de riesgo con una esperanza de vida y un riesgo de progresión a leucemia mieloide aguda (LMA) significativamente diferentes.
Causas y factores de riesgo
Cada año, en Europa, aproximadamente 1 de cada 12.500 habitantes es diagnosticado de síndrome mielodisplásico. Pero la enfermedad afecta sobre todo a las personas mayores: por encima de los 70 años, aproximadamente 1 persona de cada 3.000 habitantes cae enferma cada año, mientras que es muy rara en edad por debajo de los 60 años.
¿Cuáles son los síntomas?
Se trata de enfermedades con un inicio que puede no ser inmediatamente aparente. Por lo general, la atención del médico viene motivada por la detección de un estado de anemia, que puede ser asintomática durante un tiempo en función de la velocidad de propagación de la enfermedad y de la capacidad de adaptación del organismo a la disminución de la hemoglobina.
Además del estado de anemia, en el momento del diagnóstico también pueden ser evidentes la neutropenia grave y la trombocitopenia, que se presenta con manifestaciones hemorrágicas cutáneas (petequias, equimosis o hematomas). Antes de confirmar el diagnóstico de síndrome mielodisplásico, hay que asegurarse de que la anemia y la citopenia no se deben a otras causas. Una vez descartadas las causas secundarias, se realiza una evaluación de la médula ósea, que permite definir con exactitud el síndrome mielodisplásico que padece el paciente.
¿Cómo se diagnostica?
A continuación se indican los exámenes necesarios para un diagnóstico completo:
- el hemograma permite cuantificar los distintos tipos de células presentes en la sangre;
- la prueba de la eritropietina (EPO) ayuda a elegir el tratamiento más eficaz para la anemia;
- la observación microscópica de las células de la sangre y de la médula ósea permite identificar células con alteraciones estructurales (displásicas), células inmaduras (blastos) y sideroblastos en anillo;
- el inmunofenotipo permite caracterizar las proteínas presentes en las células patológicas;
- el análisis cromosómico citogenético se utiliza para identificar las alteraciones cromosómicas presentes en las células patológicas, que tienen una influencia decisiva en la evolución de la enfermedad;
- el análisis del ADN permite establecer si todas las células patológicas derivan de una única célula madre dañada (clonalidad);
- el examen histológico permite descartar causas de citopenia distintas de los SMD (aplasia de la médula ósea, trastornos linfoproliferativos, etc.) y proporciona información sobre la distribución y el porcentaje de la cuota blástica, así como la celularidad (formas hipoplásicas) y la fibrosis de la médula ósea.
¿Cómo se trata?
Antes de iniciar el tratamiento, los pacientes con síndromes mielodisplásicos se someten a un periodo de observación, sobre todo si son ancianos o tienen mala salud, o si hay alguna duda sobre el diagnóstico. En cualquier caso, el tratamiento sólo se inicia cuando aparecen los síntomas causados por la anemia o la deficiencia de glóbulos blancos y plaquetas. La elección de la terapia a utilizar depende de las características del paciente (edad, condiciones de salud) y de la enfermedad (sistemas de evaluación IPSS y WPSS). En función de estas evaluaciones, las terapias pueden ir desde la observación periódica del paciente, la terapia de apoyo sola, los fármacos hipometilantes, hasta la quimioterapia intensiva y el trasplante de células madre de donantes. También hay numerosos ensayos clínicos sobre los SMD; participar en un ensayo permite al paciente acceder a terapias que de otro modo no podrían utilizarse.
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