Tumores epiteliales de ovario
¿Qué es?
Es el más frecuente de los tumores que se inician en el ovario.
Las neoplasias epiteliales de ovario pueden afectar a todas las edades, pero son más frecuentes en las personas mayores.
Existen varios factores de riesgo para esta neoplasia:
Genéticos: presencia de una mutación del gen BRCA1/BRCA2, que también predispone a un mayor riesgo de cáncer de mama; Factores ambientales: se ha descrito una asociación con la exposición al amianto y al talco, el abuso del alcohol, la obesidad y una dieta rica en grasas.
En cambio, la multiparidad, la lactancia materna y el uso prolongado de anticonceptivos orales reducen el riesgo de desarrollar cáncer de ovario a lo largo de la vida.
¿Cuáles son los síntomas?
Hasta la fecha, no existe ningún cribado para la detección precoz del cáncer de ovario. Por ello, en la mayoría de los casos (60-70%) se diagnostica en una fase ya avanzada. En los primeros estadios no hay síntomas específicos, salvo la presencia de una masa anexial pélvica mono y/o bilateral que suele encontrarse durante un examen ginecológico y/o abdominal rutinario. En estadios avanzados el síntoma más frecuente es la presencia de ascitis (acumulación de líquido en la cavidad peritoneal). La diseminación del carcinoma de ovario es esencialmente intraabdominal con afectación del peritoneo, el epiplón y a veces el intestino.
- masa pélvica
- aumento del perímetro abdominal
- ascitis
- dolor abdominal
- obstrucción intestinal
- dificultad para respirar
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se realiza mediante un examen ginecológico y una ecografía transvaginal o transabdominal. Las pruebas hematoquímicas útiles para el diagnóstico del cáncer de ovario epitelial incluyen los marcadores tumorales (CA125, HE4, CA19-9, CEA). Si hay sospecha de cáncer de ovario, también se solicita una tomografía computarizada de tórax y abdomen y, en presencia de ascitis o derrame pleural, se puede realizar un examen citológico del líquido drenado. El diagnóstico debe confirmarse mediante laparoscopia diagnóstica y el examen histológico definitivo, que permiten una adecuada estadificación quirúrgica.El estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico es el principal factor pronóstico en el cáncer de ovario y es el que dirige el tratamiento adecuado.
Hasta la fecha, el cáncer de ovario se clasifica según la clasificación FIGO en 4 estadios diferentes:
- Estadio I: tumor limitado al ovario.
- Estadio II: tumor que afecta a uno o ambos ovarios y/o trompas con extensión pélvica.
- Estadio III: tumor que afecta al peritoneo fuera de la pelvis y/o metástasis en los ganglios linfáticos retroperitoneales.
- Estadio IV: Metástasis a distancia.
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¿Cómo se trata?
Es fundamental que el tratamiento del cáncer de ovario se realice en centros de referencia para esta enfermedad. El tratamiento del cáncer de ovario es principalmente quirúrgico y quimioterapéutico. El objetivo de la cirugía consiste en eliminar toda la enfermedad visible macroscópicamente para lograr una citorreducción óptima. De hecho, se ha demostrado que uno de los principales factores pronósticos es el tumor residual después de la cirugía realizada en el momento del diagnóstico: el pronóstico es más favorable en las pacientes que se someten a una citorreducción óptima. Si la distribución de la enfermedad o el estado del paciente no permite la extirpación de todas las localizaciones, se puede administrar quimioterapia en primer lugar (quimioterapia neoadyuvante) y realizar la cirugía después de al menos 3 ciclos de quimioterapia. La cirugía suele consistir en la extirpación del tracto genital, el epiplón y todas las metástasis peritoneales y ganglionares. Las resecciones intestinales, la esplenectomía y las peritonectomías más o menos extensas pueden ser esenciales para lograr una citorreducción óptima. El tratamiento quirúrgico, por muy adecuado que sea, siempre requiere completarse con quimioterapia. La única excepción son los tumores de ovario en estadio I A G1-G2 correctamente estadificados. La quimioterapia está indicada en casos seleccionados en función del estadio, graduación e histotipo del tumor. En las primeras fases, existe la posibilidad de realizar una cirugía conservadora en el caso de preservación de la fertilidad en mujeres jóvenes con posible radicalización tras el embarazo. Los fármacos quimioterapéuticos de elección en el tratamiento del carcinoma de ovario en primera instancia son el Taxol y el Carboplatino. La peculiaridad del carcinoma de ovario es la tendencia a la recidiva: las características de la recidiva permiten considerar una vía quirúrgica o quimioterapéutica. La quimiosensibilidad y la amplia oferta de fármacos quimioterapéuticos han hecho del carcinoma de ovario una enfermedad crónica capaz de convivir con la paciente incluso durante periodos muy largos con una calidad de vida aceptable. La investigación para este tipo de tumores es muy activa, lo que ha llevado en los últimos años a la aprobación de nuevos fármacos "inteligentes", como el bevacizumab y los inhibidores de PARP, que, utilizados en el tratamiento y como terapia de mantenimiento, mejoran la supervivencia de los pacientes incluso en una fase avanzada.
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