Cáncer de ovario

¿Qué es?

El carcinoma epitelial de ovario (cáncer de ovario) es una neoplasia que surge de las células epiteliales de la gónada femenina y representa aproximadamente el 90% de todos los cánceres de ovario. Representa el 30% de los cánceres del aparato genital femenino y es la cuarta causa de muerte por neoplasia maligna en las mujeres de los países industrializados.

La incidencia de esta enfermedad en los países industrializados está aumentando, en torno a 17 casos por 100.000 al año, con una tasa de mortalidad de 12/100.000 al año; en el 60-70% de los casos comienza en una fase avanzada. El carcinoma de ovario afecta aproximadamente a 1,5 personas por cada 10.000 en Italia. En 2020, según datos de ISTAT, se produjeron más de 5.000 muertes por cáncer de ovario en Italia.

Los tumores epiteliales de ovario representan un grupo heterogéneo de neoplasias. Histológicamente, pueden reconocerse cinco subtipos principales: 

  • el carcinoma seroso de alto grado (70%) se presenta generalmente en un estadio avanzado y con afectación de ambos ovarios;                                               
  • el carcinoma seroso de bajo grado (< 5%) se distingue del anterior por sus características nucleares de "bajo grado" y su bajo índice mitótico;                                                                                              
  • el carcinoma mucinoso (3%) está formado por células neoplásicas parecidas al epitelio gástrico, intestinal o endocervical. El gran tamaño y la unilateralidad de la neoplasia son los principales parámetros para diferenciarla de una metástasis;                                                                                     
  • el carcinoma endometrioide (10%) es un adenocarcinoma de bajo grado asociado a focos de endometriosis ovárica o pélvica;                                                                                                            
  • el carcinoma de células claras (10%) suele aparecer en una fase temprana y está asociado a la endometriosis.                                                                                                 

Otra clasificación tiene en cuenta el mecanismo patogenético y las alteraciones moleculares que favorecen la génesis de estos tumores. Se reconocen dos grupos: 

  • tipo I, con mutaciones en KRAS, BRAF, PTEN, PIK3CA, CTNNB1 y ARID1A, incluye carcinomas endometrioides, de células claras, mucinosos y serosos de bajo grado, que surgen principalmente de focos de endometriosis atípica;
  • tipo II, con mutaciones en P53, comprende principalmente carcinomas serosos de alto grado, que surgen del epitelio tubárico y pueden estar asociados a la mutación de los genes BRCA.

Causas y factores de riesgo

Los factores de riesgo del carcinoma epitelial de ovario incluyen: 

  • edad avanzada: el riesgo de cáncer de ovario aumenta con la edad. De hecho, aproximadamente la mitad de los cánceres de ovario se producen en mujeres mayores de 60 años;
  • antecedentes familiares de cáncer de ovario;
  • factores genéticos: aproximadamente entre el 10% y el 15% de los cánceres de ovario se deben a genes que aumentan la probabilidad de desarrollar cáncer (más comúnmente, mutaciones BRCA1/2);
  • nuliparidad (condición de la mujer que nunca ha dado a luz): la multiparidad y la lactancia se consideran factores protectores del cáncer de ovario;
  • endometriosis: enfermedad caracterizada por la presencia de tejido endometrial ectópico, es decir, fuera de su localización normal (útero);
  • sobrepeso y obesidad;
  • menarquia precoz y/o menopausia tardía, ya que el elevado número de ovulaciones somete al ovario a un mayor recambio celular y, por tanto, al riesgo de que se produzcan más errores en el ADN.

¿Cuáles son los síntomas?

El cáncer de ovario es una enfermedad muy insidiosa, ya que presenta signos y síntomas tan inespecíficos que su diagnóstico precoz resulta difícil. La sintomatología suele estar representada por: 

  • astenia;
  • dolor abdominal generalizado, distensión abdominal, aumento gradual y continuo del perímetro abdominal, hinchazón y/o sensación de saciedad incluso después de una comida ligera;
  • náuseas, diarrea o estreñimiento;
  • pérdida o aumento de peso inexplicables;
  • inapetencia;
  • sangrado vaginal anormal o anomalías menstruales;
  • dispareunia;
  • disuria o aumento de la frecuencia de la micción;
  • lumbago.

Por lo tanto, esta sintomatología suele atribuirse a afecciones menos graves, como el aumento de peso, la indigestión o el envejecimiento, por lo que muy a menudo se subestima.

¿Cómo se diagnostica?

El procedimiento diagnóstico del carcinoma de ovario comienza con la recogida de una minuciosa historia personal y familiar y la posterior exploración ginecológica de la paciente consistente en la exploración vaginal y rectal de la pelvis combinada con la palpación abdominal.

La ecografía transvaginal y abdominal es la exploración diagnóstica más utilizada para el diagnóstico y/o confirmación de la sospecha clínica de una masa pélvica. Además, es importante la dosificación de marcadores séricos como el CA125 y el HE4. La determinación de CEA y CA19.9 puede ser útil en el diagnóstico diferencial con enfermedades gastrointestinales. 

Si se confirma la sospecha clínica, la paciente debe someterse a exámenes complementarios útiles para la estadificación tumoral, es decir, para comprobar la extensión del tumor y la presencia de posibles metástasis: 

  • Radiografía de tórax o TC de tórax
  • TC abdomen-pelvis con y sin medio de contraste;
  • RMN de pelvis con y sin medio de contraste;
  • PET corporal total. 

El diagnóstico definitivo del carcinoma de ovario se realiza mediante un examen histológico tras la intervención quirúrgica.

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

La cirugía representa la primera línea de tratamiento. La cirugía citorreductora (extirpación del tumor macroscópicamente visible) implica no sólo la extirpación del útero y los anexos, sino también del epiplón (formación peritoneal) y otros tejidos/órganos si están afectados por la enfermedad. Dependiendo del estadio del tumor, el tratamiento tras la intervención quirúrgica incluye quimioterapia con carboplatino y paclitaxel.

Si la cirugía citorreductora primaria no es posible, se realiza una laparoscopia diagnóstica seguida de quimioterapia neoadyuvante según el esquema estándar, seguida de cirugía de intervalo y completada con otros 3 ciclos de quimioterapia. 

En el tratamiento del cáncer de primera línea y en la recaída también hay fármacos de diana de mantenimiento, como el anticuerpo monoclonal Bevacizumab, que contrarresta la neoangiogénesis tumoral, y los inhibidores de PARP (olaparib, niraparib y rucaparib), es decir, la proteína implicada en los procesos de reparación del ADN. Éstos se eligen en función de las evaluaciones diagnósticas moleculares y de la respuesta al tratamiento quimioterápico a base de platino.

La radioterapia se aplica con fines paliativos en algunas localizaciones metastásicas.

En nuestro centro también se realizan ensayos clínicos para el tratamiento del cáncer de ovario.

Procedimientos sugeridos

¿Dónde lo tratamos?

En el Grupo San Donato, puede encontrar :especialistas en afecciones en estos departamentos:

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