Dolor de cabeza y migraña: cómo reconocer y tratar

Los dolores de cabeza se dividen en dos categorías grandes:

• primarias, o formas que no tienen una causa orgánica, y que incluyen cefalea tensional, migraña y una rara cefalea en racimos;
• secundarias, incluye todas las formas de cefalea con causas orgánicas, como masas tumorales, aneurismas, abscesos, meningitis, encefalitis, glaucoma, otitis, sinusitis, traumatismos de cabeza o cuello.

Existen diferentes tipos de cefaleas crónicas, pero las más conocidas y frecuentes son la cefalea tensional y la migraña.

Cefalea tensional

"La cefalea tensional se caracteriza generalmente por un dolor sordo e intenso que puede durar varias horas o incluso días. El dolor no está bien localizado, sino que suele afectar a toda la cabeza y puede ir acompañado de náuseas.

La cefalea tensional es sin duda la más frecuente y se debe a la tensión emocional ligada al estrés. Este último provoca una tensión en los músculos del cuello (en particular el músculo trapecio) que puede causar un dolor que, desde la nuca, puede llegar a la frente hasta los ojos.

Las mujeres lo sufren más a menudo que los hombres, en una proporción de 3 a 1", explica el Dr. Bassi.

Migraña

La migraña, en cambio, afecta sobre todo a la mitad del cráneo y provoca un dolor punzante de intensidad variable que puede durar varios días. En la migraña tiene gran importancia la familiaridad: las personas que la padecen suelen tener familiares, en su mayoría mujeres, afectados por la misma enfermedad.

La migraña puede manifestarse inicialmente con síntomas neurológicos que preceden al dolor de cabeza, entre ellos:

• síntoma visual con pérdida parcial de la visión;
• aparición de los llamados escotomas centelleantes, o resplandores, que duran unos minutos;
• raramente hormigueo o pérdida de fuerza en una parte del cuerpo.

También hay otros síntomas relacionados, como la fonofobia y la fotofobia (molestias debidas al sonido y la luz intensos, respectivamente), casi siempre acompañadas de náuseas y, más raramente, de vómitos. En este caso, el paciente prefiere permanecer en un entorno tranquilo y oscuro.

En comparación con la cefalea tensional, la causa de la migraña es bien conocida: hay una alteración de un neurotransmisor cerebral, por lo que la crisis se desencadena por la cascada de serotonina, provocando una vasoconstricción con síntomas principalmente a nivel visual (aura oftálmica) y luego una vasodilatación con la aparición de la cefalea propiamente dicha.

El síntoma de la cefalea es muy genérico: el diagnóstico puede hacerse clínicamente y es muy importante realizar una anamnesis muy precisa, es decir:

• preguntar al paciente sobre el tipo y la frecuencia del dolor de cabeza;
• cualquier otra enfermedad que pueda tener;
• sus hábitos de vida;
• ritmo de sueño y vigilia;
• alimentación, ya que se ha demostrado que algunos alimentos (chocolate, queso, frutos secos, embutidos, vino tinto) pueden a veces desencadenar ataques de cefalea en sujetos predispuestos.

Una vez realizado un cuadro clínico completo del paciente, se realiza una exploración física neurológica. En cualquier caso, para excluir patologías intracraneales importantes, es aconsejable recurrir a pruebas diagnósticas más precisas como la resonancia magnética.

La cefalea tensional frecuentemente se vuelve crónica, es decir, persistente en el tiempo y no episódica, y es necesario recurrir a una terapia compuesta por tranquilizantes o antidepresivos, en dosis bajas, que permitan a la persona responder al estrés de mejor manera. Es importante que la terapia se siga al pie de la letra y durante un tiempo indicado por el especialista.

En el caso de la cefalea tensional episódica, la terapia adoptada es sintomática, con el uso de medicamentos (antiinflamatorios, analgésicos) en el momento cuando se presentan los síntomas.

En las migrañas, cuando las crisis son menos de 3-4 veces al mes, se utilizan triptanes. Si las crisis son más frecuentes que 4-5 al mes, se suele pasar a los fármacos profilácticos: hay diferentes tipos, pero los más utilizados y eficaces son los betabloqueantes.

El Dr. Bassi concluye:

"Es difícil hablar de prevención real. Por lo general, invitamos al paciente a llevar un diario de cefaleas en el que describa:

• frecuencia de la cefaleas;
• duración;
• intensidad;
• medicamento tomado para superarlo.

De este modo, es posible encuadrar mejor al paciente para conocer sus hábitos, con el fin de evitar, en la medida de lo posible, los factores que podrían favorecer la aparición de las cefaleas, como el estrés, algunos fármacos y algunos alimentos."

Es importante, sobre todo en los pacientes que sufren cefaleas crónicas, confiar en especialistas y centros expertos, como el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Cefaleas de la Clínica Palazzo della Salute-Wellness, para un diagnóstico precoz y tratamientos específicos y dirigidos, y no emprender terapias de bricolaje que pueden empeorar la situación en lugar de mejorarla.