Cuáles son los síntomas del bocio tiroideo y todo lo que necesitas saber

Cuáles son los síntomas del bocio tiroideo y todo lo que necesitas saber

Fecha de publicación: 24-06-2024

Actualizado en: 24-06-2024

Asunto: Endocrinología

Tiempo estimado de lectura: 1 min

El bocio tiroideo (o estruma) consiste en un agrandamiento importante de la glándula tiroides, la glándula con forma de mariposa situada cerca de la nuez de Adán, a la altura de la garganta. Quienes lo padecen se quejan de dificultad para tragar y de una antiestética hinchazón en la base del cuello. Pero no siempre es necesario extirparla, es decir, realizar una tiroidectomía. Hablamos de ello con la doctora Ioana Savulescu, jefa del servicio de Endocrinología y Diabetología del Istituto di Cura Città di Pavia.  

Las clasificaciones del bocio tiroideo

El bocio se define como un aumento volumétrico difuso y significativo de la glándula tiroides que no puede atribuirse a procesos flogísticos o neoplásicos. Suele provocar, precisamente por su gran tamaño, luxación y/o compresión sobre los órganos vecinos (tráquea, esófago).

"Distinguimos", señala la doctora, "un bocio difuso, una glándula agrandada en su totalidad sin nódulos, de un bocio multinodular, caracterizado por múltiples nódulos, la mayoría de las veces bilaterales y confluentes. El término bocio refleja únicamente el aspecto estructural del tiroides, mientras que desde el punto de vista funcional el bocio puede ser normo, hipo o hiperfuncionante".

Las causas y factores de riesgo

El bocio es la manifestación clínica más frecuente de la carencia de yodo, un oligoelemento esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas.

La principal fuente de yodo es la alimentación y las necesidades diarias son de 150-200 mcg (microgramos). Estas necesidades pueden variar en función de la edad, durante el embarazo y la lactancia. El uso de sal con yodo añadido (30 mg I/Kg) ha superado este problema. En Italia, desde 2005 se comercializa sal yodada por una medida legislativa. 

"Una ingesta insuficiente de yodo en la dieta da lugar a trastornos por carencia de yodo que van desde el bocio endémico al hipotiroidismo, pasando por el cretinismo (déficits neurológicos y mentales de diverso grado derivados de la carencia de yodo durante el embarazo y los primeros años de vida, con alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso)", especifica la especialista.

Otros factores de riesgo son los antecedentes familiares y el sexo femenino: el bocio familiar se da en más de un miembro de la misma familia y está correlacionado con la transmisión hereditaria de defectos en la síntesis de la hormona tiroidea. El bocio es más frecuente en el sexo femenino, durante la pubertad y el embarazo.

Por último, el bocio también puede estar relacionado con factores nutricionales, concretamente con la ingesta crónica de grandes cantidades de alimentos que contienen tiocianatos: brécol, nabos, coles.

Por último, existen formas menos frecuentes de bocio causadas por la toma de medicamentos antitiroideos que contienen yodo y yoduros.

Síntomas y posibles complicaciones

La aparición de una tumefacción en la región anterior del cuello, en su base, constatada de forma autónoma por el paciente o durante un examen médico, permite identificar un bocio tiroideo. "Sólo ocasionalmente", precisa la especialista, "el aumento repentino de la glándula se acompaña de dolor, sin signos de inflamación local ni fiebre. En estos casos, se trata de la aparición de una lesión quística o de una hemorragia dentro de quistes o nódulos ya presentes en el bocio".

El aspecto estético puede ser más o menos impactante. Con el desarrollo de la terapia tiroidea sustitutiva (hormona tiroidea sintética que sustituye la secreción tiroidea fisiológica) y la mejora de las técnicas quirúrgicas, cada vez menos invasivas, hoy en día es difícil o muy raro encontrar los bocios tiroideos voluminosos con los que se contaba en el pasado. 

Sin embargo, los síntomas pueden estar relacionados tanto con el aspecto estructural (el tamaño) del bocio tiroideo como con el aspecto funcional de la tiroides.

Síntomas en caso del bocio voluminoso

Los síntomas relacionados con el bocio voluminoso se deben:

  • a la dislocación y compresión traqueal con la disnea (dificultad para respirar) asociada, sobre todo en determinados movimientos del cuello o en decúbito supino, por la noche, con necesidad de dormir con varias almohadas;
  • a la compresión ejercida por el estruma (o bocio) sobre los nervios recurrentes (nervios que flanquean la tráquea y que, por tanto, están en estrecho contacto con una glándula tiroides agrandada, cuya función es permitirnos hablar asegurando la motilidad de las cuerdas vocales, toser o tragar) que provoca disfonía y dificultad para tragar;
  • a la compresión, menos frecuente y para los bocios muy voluminosos, del esófago con disfagia subsiguiente;
  • a la afectación mediastínica para los bocios que profundizan en el tórax, retroesternal, con compresión subsiguiente de los vasos y turgencia yugular o congestión de la cara;
  • a la posible transformación neoplásica de los nódulos de bocio. 

"Los tumores tiroideos", explica la doctora Savulescu, "no suelen ser muy agresivos y tienen un pronóstico relativamente favorable. Representan alrededor del 1,5% de todos los tumores malignos y la tasa de mortalidad anual es del 0,3% de todas las muertes por cáncer, la tasa de supervivencia a 20 años es superior al 80%; son más frecuentes en el sexo femenino, sobre todo a una edad temprana". 

Síntomas relacionados con la función tiroidea

Además de los síntomas debidos al aspecto estructural del bocio y a su tamaño, también debe evaluarse el aspecto funcional del tiroides.

Lo más frecuente es que el bocio se acompañe de una función tiroidea normal. A medida que aumentan el número de nódulos y el tamaño del bocio, puede aparecer una hiperfunción tiroidea, es decir, hipertiroidismo. "Esta afección", explica la especialista, "es más frecuente en bocios de mayor edad y a una edad más avanzada del paciente, que se presenta con síntomas de matiz principalmente cardiológico, a menudo diagnosticados en el momento de enfermedades cardiológicas (fibrilación auricular)". 

Se pueden encontrar:

  • formas con hipertiroidismo franco, en el caso de bocio multinodular tóxico (producción excesiva de hormonas tiroideas con TSH suprimida);
  • formas más leves, con hipertiroidismo subclínico (TSH suprimida, pero hormonas tiroideas aún en el rango normal) en el caso de bocio multinodular en fase pretóxica. 

"El aspecto funcional también desempeña un papel importante en la edad neonatal y juvenil y está relacionado con la gravedad, la duración y el periodo de exposición a la carencia de yodo. Esto puede dar lugar a: aborto espontáneo/nacimiento de mortinatos, aumento de la mortalidad perinatal, cretinismo (retraso del desarrollo psicomotor y mental); o, en la edad escolar/adolescencia - bocio, hipotiroidismo, retraso mental variable (coeficientes intelectuales bajos, atención, aprendizaje y tiempo de reacción defectuosos), retraso del crecimiento", concluye la doctora Savulescu.

Cómo se diagnostica

En comparación con otras enfermedades, el bocio tiroideo es fácil de detectar y, a menudo, es el propio enfermo quien lo nota simplemente mirándose al espejo o tocándose el cuello.

Aunque el diagnóstico del bocio se hace a menudo por el autodiagnóstico palpatorio del paciente o el hallazgo ocasional durante un examen médico o durante distintas exploraciones (patología cardiológica o eco-Doppler de la TSA), el bocio debe evaluarse y confirmarse siempre mediante ecografía del cuello. 

El examen diagnóstico es fácil de realizar, rápido, barato y permite evaluar:

  • el tamaño del estuma (bocio);
  • la presencia de nódulos y sus características (tamaño, ecogenicidad/estructura, márgenes, vascularización, presencia o ausencia de rasgos/calcificaciones sospechosos)
  • la relación entre la glándula tiroides y las estructuras circundantes (dislocación traqueal, afectación mediastínica, presencia de alteraciones del gld paratiroideo o linfadenopatías). 

Para formular un diagnóstico correcto y preciso, es importante evaluar los datos clínicos (objetividad tiroidea con tamaño/consistencia/nodularidad y movilidad de la glándula, presencia de ganglios linfáticos laterocervicales o supraclaviculares), los datos anamnésicos (antecedentes familiares, edad, origen) y los datos hematoquímicos (pruebas de función tiroidea: TSH, FT4 y FT3; si hay nódulos, también debe realizarse la calcitonina; para completar las investigaciones, es aconsejable realizar anti-TPO Ab o anti receptor de TSH si hay hipertiroidismo).

El análisis de yoduria, para evaluar la deficiencia de yodo, debe reservarse para situaciones especiales como el embarazo y la lactancia. 

Diagnóstico de los nódulos tiroideos

"El hallazgo de nódulos tiroideos", precisa la doctora Savulescu, "puede requerir una citología mediante una aspiración con aguja tiroidea guiada por ecografía. Incluso un estruma voluminoso, sobre todo asimétrico y unilateral, requiere una radiografía del cuello para evaluar el curso y el calibre de la cintilla traqueal.

Actualmente, la gammagrafía tiroidea debe reservarse para el diagnóstico diferencial del hipertiroidismo o en el seguimiento de la oncología tiroidea. Del mismo modo, investigaciones como la TC o la RM no están indicadas en la evaluación rutinaria del tiroides. Sólo pueden ser necesarias en el preoperatorio de bocios endotorácicos.

El principal examen tiroideo sigue siendo la ecografía: también puede evaluar la dureza de los nódulos mediante elastosonografía y su vascularización mediante eco-Doppler, datos indispensables para definir la naturaleza benigna o maligna de los nódulos tiroideos".

Cómo se trata

La prevención, más que la terapia, es la mejor medida para erradicar el bocio endémico (relacionado con la carencia de yodo).

El especialista explica que "un bocio de tamaño medio, relativamente estable en el tiempo, en la edad adulta joven puede continuarse con un seguimiento anual mediante ecografía y TSH.

La terapia médica (administración de levotiroxina, una hormona tiroidea sintética) está indicada en caso de nódulos pequeños, pacientes jóvenes y valores de TSH indicativos de hipotiroidismo subclínico (TSH elevada/al límite con fracciones libres normales de hormonas tiroideas)". 

Hay casos en los que el seguimiento de la patología a lo largo del tiempo no es suficiente.

"Un bocio voluminoso sintomático o un aumento volumétrico gradual requieren una tiroidectomía quirúrgica", prosigue la doctora Savulescu, "al igual que en el caso de una citología nodular con sospecha de carcinoma.

En pacientes de edad avanzada con contraindicación para la cirugía, pueden utilizarse técnicas mínimamente invasivas como la termoablación, para la reducción volumétrica de los nódulos mediante radiofrecuencia (RFA), en presencia de nódulos benignos. Esta técnica consiste en la aplicación de calor en el interior del nódulo, lo que provoca la necrosis coagulativa del tejido tiroideo, que será sustituido por tejido fibroso-cicatricial".

Consejos y dieta indicados por parte de un endocrino para quienes sufren problemas de tiroides

Es importante sazonar los alimentos con poca sal, pero yodada. Lo mismo debe hacerse en los alimentos preparados industrialmente/ ultraprocesados: deben contener este tipo de sal. Además, debe evaluarse la carencia de yodo durante el embarazo, así como en los niños en desarrollo de zonas endémicas. Además, se debe moderar el consumo de:

  • verduras crucíferas (col, brécol, coliflor, coles de Bruselas) que deben consumirse de forma limitada, y no crudas, porque contienen sustancias goitrogénicas que pueden inhibir la absorción de yodo por la glándula tiroides;
  • café y soja para los pacientes en tratamiento con levotiroxina, ya que limitan su absorción;
  • algas marinas que, por su contenido en yodo, pueden interferir tanto positiva como negativamente en la biosíntesis de la hormona tiroidea.

Attenzione alle forme autoimmuni di distiroidismo (tiroidite di Hashimoto) che si possono associare ad altre patologie autoimmuni (celiachia – richiesta di dieta priva di glutine) oppure a intolleranze (intolleranza al lattosio). Además, es preferible consumir: 

  • pescado (especialmente sardinas, trucha, atún y salmón) por su riqueza en omega-3 y selenio;
  • patatas, judías y frutos secos (nueces y avellanas), también por su riqueza en selenio;
  • sustancias que contengan calcio y vitamina D (leche y/o productos lácteos).

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