Cáncer de vulva
¿Qué es?
El cáncer vulvar es una forma de cáncer que se desarrolla en los genitales del tracto genital femenino. Puede afectar a distintas partes de la vulva, como los labios mayores, los labios menores, el clítoris y el perineo (porción de piel entre la vagina y el ano).
El cáncer de vulva es una neoplasia poco frecuente que representa aproximadamente el 3-5% de las neoplasias del aparato genital femenino, con una mayor incidencia en mujeres mayores de 75 años.
El cáncer de vulva suele presentarse como un bulto o lesión ulcerada en la vulva que a menudo causa picor.
Existen varios tipos de cáncer de vulva, cada uno con características específicas que afectan a la elección del tratamiento y a las perspectivas de curación.
El carcinoma de células escamosas es el histotipo más frecuente y representa el 85-90% de las neoplasias malignas de vulva. Se desarrolla a partir de las células delgadas y planas (escamosas) que recubren la vulva y puede ser de 2 tipos:
- queratinizante (presente sobre todo en mujeres de edad avanzada y no relacionado con la presencia de infección por el virus del papiloma);
- verrugoso (adopta el aspecto de una verruga de crecimiento lento y suele tener buen pronóstico).
En cambio, el 2-5% de los tumores vulvares son melanomas malignos, es decir, un tipo de cáncer de piel que se desarrolla a partir de células productoras de pigmento. Aparece como un lunar oscuro o una lesión pigmentada en los genitales externos.
El adenocarcinoma es un tipo de cáncer que se desarrolla a partir de las células de las glándulas de la vulva, en particular las de Bartolini, y representa entre el 1% y el 3% de los cánceres vulvares.
Otros tipos raros de cáncer de vulva son el sarcoma, un tipo de cáncer que se desarrolla a partir de los tejidos blandos de la vulva, como el músculo y los tejidos conjuntivos, y el carcinoma de Paget, una forma muy rara de cáncer de piel.
Causas y factores de riesgo
Los principales factores de riesgo relacionados con la aparición de neoplasias vulvares incluyen:
- edad avanzada;
- infección por el virus del papiloma (se calcula que aproximadamente el 40-50% de los carcinomas de células escamosas de la vulva pueden atribuirse a la infección por el VPH);
- tabaquismo;
- inflamaciones crónicas de la vulva (como el liquen escleroso o la enfermedad de Paget);
- enfermedades que provocan un deterioro del estado inmunitario, como el VIH/SIDA o las mujeres que han sido sometidas a un trasplante de órganos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del cáncer de vulva pueden ser vagos o estar ausentes, sobre todo en una fase temprana, y pueden variar en función de la localización y la extensión. El síntoma más frecuente es el picor, que puede estar asociado o no a lesiones cutáneas en la zona genital. Estas lesiones pueden aparecer como bultos, protuberancias, decoloraciones de la piel o ulceraciones que a veces pueden producir hemorragias.
En algunos casos, el cáncer vulvar puede causar dolor agudo o sordo, que puede estar presente de forma constante o intermitente.
¿Cómo se diagnostica?
La vía diagnóstica comienza con una exploración en la que el médico, además de recoger los antecedentes personales y familiares y valorar los síntomas, procederá a una inspección completa de la zona genital e inguinal y a una exploración ginecológica completa.
Si el especialista sospecha la presencia de un tumor de vulva, puede ser necesario realizar una biopsia (recogida de unas pocas células para analizarlas al microscopio) de las zonas cutáneas sospechosas para establecer o descartar con certeza la presencia de un tumor.
Para evaluar la extensión local a la vulva y la región inguinal (ganglios linfáticos inguinofemorales) pueden utilizarse exámenes de imagen, como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM).
Es importante destacar que el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno del cáncer de vulva son cruciales para un resultado satisfactorio.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del cáncer de vulva depende del tamaño y la extensión del tumor, del tipo de cáncer y del estadio de la enfermedad.
La cirugía suele ser el primer paso en el tratamiento del cáncer de vulva y consiste en extirpar el tumor y una parte de la piel circundante y, si está indicado, los ganglios linfáticos inguino-femorales.
Dependiendo de la extensión del tumor, puede ser necesario extirpar una parte o toda la vulva y, a veces, partes de la uretra, la vagina y el ano.
La enfermedad metastásica, en la mayoría de los casos, implica el uso de quimioterapia.
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