Estenosis biliar inflamatoria
¿Qué es?
Por "estenosis" se entiende el "cierre/obstrucción" de la vía biliar, y ésta puede tener su origen en alteraciones dentro de la luz biliar (cálculos, o endoprótesis previamente colocadas y obstruidas, o más raramente coágulos, infecciones u otros cuerpos extraños migrados como espirales embolizantes), del propio conducto (como en el caso de la estenosis neoplásica o inflamatoria), o por compresión extrínseca (fuera de éste). También se hace una distinción fundamental entre estenosis de origen benigno o maligno: las estenosis inflamatorias o benignas se definen como tales una vez que se ha excluido la etiología maligna mediante técnicas invasivas o no invasivas.
Las causas benignas de compresión biliar extrínseca incluyen el síndrome de Mirizzi (en el que los cálculos biliares comprimen y obliteran el tracto biliar), la pancreatitis crónica (en la que la inflamación del páncreas cierra el tracto biliar a su paso por la glándula pancreática), los quistes (hepáticos, pancreáticos o coledocianos) y las anomalías vasculares (colangiopatía portal).
Las estenosis biliares inflamatorias que se originan en la pared del conducto incluyen principalmente enfermedades autoinmunes (incluyendo la colangitis biliar primaria y la enfermedad IgG4), traumáticas (por coledocolitiasis inveterada) e iatrogénicas (resultados de colecistectomía o trasplante de hígado).
¿Cuáles son los síntomas?
El espectro clínico de la estenosis inflamatoria del tracto biliar es muy variable y está estrechamente relacionado con la patología subyacente. Entre las presentaciones clínicas más frecuentes encontramos la ictericia (decoloración amarillenta de la piel y las mucosas debido a la acumulación de bilirrubina en los tejidos), que puede o no estar asociada a dolor abdominal, fiebre o picor. Síntomas como la astenia, el malestar general y la pérdida de peso pueden sugerir una etiología maligna, mientras que la historia clínica del paciente desempeña un papel crucial en el algoritmo diagnóstico, ya que proporciona pistas sobre la etiología subyacente.
- Ictericia
- Dolor abdominal
- Fiebre
- Picazón
- Astenia
- Malestar general
¿Cómo se diagnostica?
El enfoque inicial del paciente con estenosis biliar incluye métodos de imagen no invasivos y pruebas de química sanguínea. El examen de imagen de primer nivel es la ecografía transabdominal. Los exámenes radiológicos no invasivos de segundo nivel incluyen la TAC y la colangio-resonancia magnética (CMR), pero también la eco-endoscopia, especialmente en función del centro al que se acuda y, por tanto, de la experiencia del lugar.
En los últimos años, se ha producido un aumento gradual de los métodos endoscópicos tanto en el diagnóstico como en la terapia de estas enfermedades.
Hoy en día la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) se utiliza casi exclusivamente con fines terapéuticos, pero en las estenosis biliares inflamatorias y no inflamatorias también puede utilizarse con fines diagnósticos, pero siempre después de los otros métodos (TAC, RMN y EUS), gracias al desarrollo de innovadores métodos adicionales como la citología con cepillado y la colangioscopia con biopsias. Estas investigaciones garantizan no sólo una mayor precisión diagnóstica, sino también la posibilidad de una visión directa del tracto biliar, una mayor precisión en la toma de muestras de tejido y una baja incidencia de eventos adversos intra y post-procedimiento.
¿Cómo se trata?
El tratamiento de las estenosis biliares inflamatorias se basa en la resolución de la patología subyacente. Dada la multiplicidad de causas potenciales, las opciones de tratamiento son muy variables. El enfoque conservador se reserva para los casos en los que la estenosis biliar no afecta a las alteraciones del cuadro clínico y/o bioquímico del paciente. El tratamiento médico se utiliza con mayor frecuencia en las enfermedades autoinmunes, como SPC y la enfermedad relacionada con la IgG4, o en las enfermedades infecciosas.
El abordaje endoscópico varía en función de la patología subyacente, desde la extracción de los cálculos biliares mediante CPRE, su trituración durante la colangioscopia, hasta la colocación de prótesis de plástico o metálicas para garantizar un drenaje biliar adecuado.
La cirugía se reserva para los casos en los que los tratamientos mencionados no consiguen resolver o paliar suficientemente la obstrucción biliar. Incluye intervenciones más o menos complejas, desde derivaciones bilio-digestivas hasta el trasplante de hígado.
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