Obstrucción de la unión ureteropélvica (UPJ) en niños
¿Qué es?
Se trata de un conjunto de anomalías que provocan un estrechamiento en el punto de conexión entre la pelvis renal y la unión pieloureteral, obstruyendo la salida de la orina. La orina se acumula en la pelvis, provocando su dilatación.
La orina se produce por los riñones y se recoge en unas cavidades en forma de embudo denominadas pelvis renal o pelvis. Desde aquí, la orina pasa por una zona de transición, denominada unión pieloureteral, y se dirige a los uréteres, unos largos tubos que permiten que la orina descienda desde el riñón hasta la vejiga.
En condiciones normales, la orina pasa de la pelvis renal al uréter sin ninguna obstrucción.
Causas y factores de riesgo
Las causas pueden ser intrínsecas o extrínsecas. En el primer caso, se habla de un síndrome de estenosis de la articulación pieloureteral, que se estrecha por razones congénitas.
En el segundo caso, la articulación pieloureteral está comprimida desde el exterior (por ejemplo, por vasos sanguíneos anormales).
¿Cuáles son los síntomas?
La ecografía prenatal puede utilizarse para diagnosticar un posible síndrome de la articulación pieloureteral en una fase temprana.
En el caso de que la ecografía no se haya realizado o no haya suscitado dudas, los síntomas son múltiples y varían según la edad del niño.
En los recién nacidos y los bebés, los síntomas son:
- retraso en el crecimiento;
- falta de apetito;
- fiebre superior a 38,5 °C;
- vómitos;
- diarrea;
- hematuria (sangre en la orina).
En los niños y jóvenes, los síntomas son:
- infecciones urinarias;
- náuseas crónicas a veces asociadas a vómitos;
- dolor abdominal, especialmente en el flanco;
- hematuria (sangre en la orina) tras un traumatismo menor;
- retraso en el crecimiento;
- anemia;
- hipertensión arterial.
Una pelvis renal está dilatada si su diámetro anteroposterior es superior a 5 mm. Después del nacimiento, los niños con dicha dilatación que son examinados no tienen ciertamente el síndrome o un problema urológico: el 95% de los niños con una dilatación inferior a 10 mm en el quinto día de vida no tienen, de hecho, ningún problema urológico.
¿Cómo se diagnostica?
En caso de dilatación, el urólogo pediátrico valora si vigilar el fenómeno con ecografías repetidas en el tiempo o si realizar un examen en profundidad mediante:
- urografía intravenosa: consiste en la administración de un medio de contraste (sustancia visible en las radiografías) en una vena y la realización de radiografías repetidas en secuencia. Este examen proporciona un estudio anatómico y funcional de los riñones y las vías urinarias;
- gammagrafía renal: permite estudiar por ordenador la función renal y evaluar la posible presencia de una obstrucción al flujo de salida de la orina, mediante sustancias radiomarcadas inyectadas en una vena;
- cistografía de micción o cistografía directa: consiste en la colocación de una sonda vesical, el llenado de la vejiga con un medio de contraste o un medio radiomarcado y la adquisición de algunas imágenes mientras se llena la vejiga. Es el principal examen para comprobar si hay reflujo vesicoureteral asociado.
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
Con este síndrome, el riñón es incapaz de descargar la orina que produce y, con el tiempo, sufre daños funcionales.
La intervención quirúrgica consiste en una cirugía plástica de la unión pieloureteral: la pelvis renal y el uréter se remodelan para eliminar el segmento estenótico y permitir el paso de la orina. La resolución del problema es definitiva en el 95% de los casos.
Procedimientos sugeridos
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