Desfibrilador
¿Qué es?
El desfibrilador automático implantable (DCI) es un dispositivo diseñado para tratar las arritmias ventriculares potencialmente mortales.
¿Cuándo está indicado este procedimiento?
Los pacientes candidatos a este dispositivo son los que han sobrevivido a una parada cardíaca (prevención secundaria), los que padecen una enfermedad cardíaca (hiposistémica o primaria) con riesgo potencial de desarrollar arritmias ventriculares peligrosas (prevención primaria). Además de su función antitaquicardia, los desfibriladores también tienen una función antibradicardia; también actúan como marcapasos y, por tanto, son capaces de estimular el corazón en caso de que la frecuencia cardíaca sea demasiado baja.
¿Cómo se realiza?
La implantación de un desfibrilador es muy similar a la de un marcapasos, por lo que se realiza con anestesia local. La primera parte de la implantación consiste en la colocación de los cables, es decir, los "cables eléctricos" que llegan al corazón; su número puede variar de uno a tres en función del tipo de dispositivo que se implante. Los cables se introducen en una vena (subclavia o cefálica, normalmente la izquierda).
Los cables se dirigen bajo guía fluoroscópica (rayos X) al interior de las cavidades cardíacas (aurícula derecha, ventrículo derecho, seno coronario) y se colocan en los puntos en los que sienten mejor la actividad cardíaca y en los que pueden estimular el corazón utilizando la menor energía posible, todo ello guiado por un ordenador/programador portátil. Tras comprobar la estabilidad de los catéteres y sus parámetros eléctricos, se fijan al músculo subyacente y se conectan al desfibrilador alojado bajo la piel a través de una pequeña incisión que se cierra con hilo de sutura.
Recuperación
La hospitalización suele durar 2-3 días. Tras la implantación, después de un breve período de reposo en cama, se realiza una comprobación del dispositivo electrónico y una radiografía de tórax para evaluar la colocación del cable. Los pacientes con un desfibrilador implantable deben someterse posteriormente a una revisión semestral del dispositivo. Los pacientes con un desfibrilador implantable deben revisar su dispositivo cada seis meses.
Complicaciones a corto plazo
Las complicaciones a corto plazo más frecuentemente asociadas a las maniobras de implantación son la formación de un hematoma local en el lugar del implante (que generalmente se reabsorbe de forma espontánea en unos días), la posible lesión de los vasos venosos utilizados para el acceso (con la consiguiente trombosis y posible flebitis), y el posible neumotórax en caso de punción de la vena subclavia (paso de aire a la cavidad pleural, que en la mayoría de los casos es asintomático y autosolvente, y que rara vez requiere la colocación de un drenaje temporal). En raras ocasiones, puede producirse un derrame pericárdico secundario a la perforación de la pared miocárdica de los electrodos, que en algunos casos puede requerir la colocación de un drenaje temporal.
Complicaciones de larga duración
Las complicaciones a largo plazo son similares a las del marcapasos, e igualmente raras, e incluyen el riesgo de infección, el mal funcionamiento del cable (por rotura y desprendimiento). En algunos casos, es necesario retirar el marcapasos o sustituir los cables.
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