Disfunción eréctil
¿Qué es?
El término disfunción eréctil (DE) o impotencia se refiere a la incapacidad persistente o recurrente de lograr y/o mantener una erección del pene adecuada para la realización cronológica y satisfactoria de la actividad sexual. Aunque la disfunción eréctil es una afección benigna, perjudica la salud física y psicosocial y tiene un impacto significativo en la calidad de vida tanto de quien la padece como de su pareja. La disfunción eréctil es una enfermedad muy extendida en todo el mundo, con una incidencia que oscila entre el 20% y picos del 50% o más, dependiendo del país. Los factores de riesgo de la disfunción eréctil son en parte comunes a las enfermedades cardiovasculares (sedentarismo, obesidad, tabaquismo, hipercolesterolemia, diabetes, síndrome metabólico, hipertensión, abuso de alcohol, edad). La disfunción eréctil puede ser, por tanto, psicógena (por ejemplo, ansiedad, estrés, depresión, frecuente sobre todo en pacientes jóvenes), orgánica (alteraciones hormonales, alteraciones del sistema nervioso central/periférico, de las arterias y/o de las venas del pene, causas iatrogénicas, es decir, causas médicas como ciertos medicamentos, como los antidepresivos ISRS, o ciertas cirugías, como las pélvicas) o mixta. La disfunción eréctil se considera actualmente una señal de alarma en el ámbito cardiovascular, ya que se ha demostrado en la literatura que puede anticipar hasta muchos años un evento vascular mayor posterior, como el infarto de miocardio.
Causas y factores de riesgo
Disfunción eréctil
¿Cuáles son los síntomas?
En cuanto al diagnóstico de la disfunción eréctil, el primer paso es el examen urológico durante el cual el especialista recoge información detallada sobre el historial médico, psicológico y sexual del paciente. En este contexto, la cumplimentación por parte del paciente de cuestionarios proporcionados por el especialista y validados en la literatura científica (por ejemplo, el cuestionario del Índice Internacional de Disfunción Eréctil - IIEF) permite obtener una idea objetiva de la gravedad de la DE, si está presente, de forma rápida y sencilla (4). Durante el examen, la exploración física urológica también puede revelar cualquier cambio en los genitales externos y la próstata. Otro aspecto diagnóstico importante son las pruebas de laboratorio, que el especialista decide en cada caso, pero que básicamente incluyen la evaluación de los valores de glucosa en sangre, el perfil lipídico y el cuadro hormonal (por ejemplo, la testosterona). En algunos pacientes pueden ser necesarias otras investigaciones diagnósticas, como la evaluación de la tumescencia y la rigidez peniana nocturna con rigidometría (para comprobar la presencia de erecciones nocturnas espontáneas, lo que descartaría un origen orgánico de la DE en los casos de sospecha de DE psicógena), el ecocolordoppler peneano (realizado tras la obtención de una erección por inyección intracavernosa de prostaglandina E1, con el objetivo de evaluar el flujo arterial y venoso del pene y los consiguientes valores de turgencia y rigidez obtenidos y la anatomía peneana) y un posible asesoramiento psicosexual.
¿Cómo se diagnostica?
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
La primera línea de tratamiento para la disfunción eréctil es la eliminación de la causa, cuando sea posible, y de cualquier factor de riesgo modificable (por ejemplo, tabaquismo, pérdida de peso, diabetes, displipidemia) (1). A excepción de los casos que se pueden curar eficazmente con un tratamiento específico, en los demás la disfunción eréctil no se cura, sino que se trata. Hay tres niveles de tratamiento sin causa específica:
- primer nivel: fármacos orales de la familia de los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, como sildenafilo, tadalafilo, avanafilo y vardenafilo, que pueden utilizarse en dosis y modalidades variables en función de las características y necesidades del paciente.
- segundo nivel: inyecciones locales intracavernosas de fármacos destinados a aumentar el flujo sanguíneo en el pene y la consecuente obtención de rigidez, por ejemplo, Alprostadil
- tercer nivel: implantación quirúrgica de prótesis de pene, rígidas o semirrígidas.
La terapia se propone generalmente comenzando por el primer nivel, menos invasivo (es decir, fármacos orales), para luego pasar a los niveles superiores si los anteriores no han sido eficaces para resolver el problema
Procedimientos sugeridos
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