Nefrectomía parcial
¿Qué es?
La nefrectomía parcial es un procedimiento quirúrgico que elimina el tejido tumoral dejando el tejido sano restante en el riñón.
¿Cuándo está indicado este procedimiento?
Cuando el objetivo del tratamiento es curar el cáncer de riñón localizado, la cirugía es el tratamiento de elección. La nefrectomía parcial es un procedimiento quirúrgico que consiste en extirpar el tejido tumoral preservando el tejido renal sano restante y está indicada en todos los casos en los que es técnicamente posible extirpar el tejido tumoral preservando una porción adecuada de tejido renal sano. Por estas razones, la nefrectomía parcial no siempre es factible. Las ventajas asociadas a la preservación de parte del tejido renal son un menor riesgo de insuficiencia renal postoperatoria, un menor riesgo de eventos cardiovasculares postoperatorios y, en algunos casos, incluso una mayor supervivencia a largo plazo.
¿Cómo se realiza?
La operación puede realizarse con un abordaje quirúrgico abierto (a través de una incisión quirúrgica), con un abordaje laparoscópico (a través de 4 o 5 incisiones de entre 5 y 15 milímetros por las que se introduce el instrumental quirúrgico laparoscópico) o con un abordaje asistido por robot (a través de 5 o 6 incisiones de entre 5 y 15 milímetros por las que se conecta el instrumental quirúrgico a los brazos del robot-operador del Sistema Quirúrgico Da Vinci®).
La operación puede implicar: el desplazamiento del hígado, el colon ascendente y el duodeno (riñón derecho) o el desplazamiento del bazo, el páncreas, el colon descendente y el sigma (riñón izquierdo); el aislamiento del uréter, el aislamiento y eventual ligadura y sección de los vasos gonadales (arteria y vena); aislamiento de los vasos renales (una o varias venas y una o varias arterias) de la vena cava (riñón derecho) o de la aorta (riñón izquierdo); apertura de la fascia de Gerota y exposición de la superficie del parénquima renal; identificación de la lesión neoplásica y evaluación intraoperatoria de sus características anatómicas. Si es posible proceder a una nefrectomía parcial, la operación puede incluir la interrupción momentánea del flujo vascular distribuido al riñón mediante el cierre de la arteria y la vena renal si es necesario; la incisión de la superficie del riñón cerca de la lesión neoplásica; el desarrollo de un plano de clivaje entre la lesión neoplásica y el parénquima renal restante hasta la eliminación de la lesión neoplásica; sutura de los cálices renales si es necesario; hemostasia del lecho de resección, que puede implicar el uso de suturas, clips, diatermocoagulación y otro material hemostático; restablecimiento del flujo vascular distribuido al riñón si ha sido necesario interrumpirlo; control de la hemorragia y eventual cierre de la banda de Gerota.
Recuperación
Complicaciones a corto plazo
En 7-8 de cada 10 pacientes no se observan complicaciones después de la cirugía. En algunos casos, el paciente puede tener fiebre que requiera tratamiento antibiótico, puede producirse una hemorragia que requiera transfusiones o, aún más raramente, maniobras de intervención, o puede producirse una fuga de orina de la parte operada del riñón que requiera maniobras de intervención. Otras complicaciones son posibles pero poco frecuentes y suelen depender del estado de salud inicial del paciente.
Complicaciones de larga duración
La mayoría de los pacientes después de la cirugía tienen una recuperación completa de sus actividades diarias sin ninguna limitación o empeoramiento de su estado de salud antes de la cirugía. Los riesgos a largo plazo son el empeoramiento de la función renal global con la posibilidad de que se produzca una insuficiencia renal y la reaparición de la enfermedad a nivel local o sistémico, con la necesidad de un tratamiento adicional.
¿Está interesado en recibir tratamiento?