Adenocarcinoma de páncreas
¿Qué es?
El adenocarcinoma de páncreas representa el 3% de todos los nuevos casos de cáncer y la cuarta causa de muerte por cáncer en ambos sexos. La incidencia en los países occidentales está aumentando constantemente, con aproximadamente 496.000 nuevos casos en todo el mundo en 2020. El sexo masculino se ve afectado con mayor frecuencia que el femenino; la edad media de diagnóstico es de 71 años en los hombres y de 75 en las mujeres. Con una supervivencia a 5 años del 8% y una supervivencia a 10 años del 3%, el cáncer de páncreas sigue siendo uno de los cánceres con peor pronóstico. Esto se debe a la agresividad biológica de la propia neoplasia y al diagnóstico en una fase avanzada de la enfermedad. Tabaquismo, factores dietéticos y unos hábitos de vida, así como las enfermedades orgánicas, son factores de riesgo reconocidos. Aproximadamente el 5-10% de los tumores de páncreas se deben a alteraciones genéticas heredadas (por ejemplo, la mutación patógena BRCA2). Las pruebas genéticas para detectar mutaciones del gen BRCA deberían ofrecerse a todos los pacientes diagnosticados de cáncer de páncreas y menores de 74 años.
¿Cuáles son los síntomas?
El diagnóstico suele ser tardío, ya que los síntomas son vagos e inespecíficos.
Los tumores del cuerpo y de la cola del páncreas se diagnostican más tarde que los tumores de la cabeza, que causan con más frecuencia ictericia obstructiva por efecto de masa.
El cuadro clínico puede caracterizarse por:
- dolor de barra abdominal
- pérdida de peso
- ictericia (para tumores de la cabeza)
- esteatorrea
- diabetes de nueva aparición
- síntomas de obstrucción gastroduodenal
¿Cómo se diagnostica?
En pacientes con sospecha clínica o radiológica de neoplasia pancreática (por ejemplo, evidencia ecográfica de neoformación pancreática), la TC de tórax y abdomen con mdc es la exploración de primera elección para la identificación del tumor, el diagnóstico diferencial con patologías no tumorales, el estudio de la relación de la neoplasia con las estructuras circundantes (y por tanto la resecabilidad) y la presencia o ausencia de metástasis a distancia (en particular, al hígado). En casos seleccionados, la RM con mdc hepatoespecífica mejora la estadificación del hígado.
La investigación diagnóstica clave es la biopsia o la aspiración con aguja de la lesión para la confirmación histológica o citológica de la malignidad.
La ecoendoscopia (EUS) proporciona información complementaria y permite la confirmación citológica de la lesión mediante aspiración con aguja.
Entre las pruebas de laboratorio, es útil el análisis de los marcadores tumorales. El marcador tumoral más útil es el CA 19-9, que es positivo en más del 80% de los casos de enfermedad avanzada y es una herramienta esencial para el seguimiento de la evolución de la neoplasia y la evaluación de la respuesta al tratamiento.
Exámenes sugeridos
¿Cómo se trata?
La definición de la estrategia de tratamiento correcta requiere un equipo multidisciplinar especializado que incluya cirujanos, oncólogos médicos, gastroenterólogos, radioterapeutas y radiólogos, y especialistas en cuidados paliativos.
En los pacientes con un tumor pancreático localizado que no infiltra las estructuras vasculares circundantes, está indicada la resección quirúrgica que debe realizarse en centros de alto/muy alto volumen. Los procedimientos indicados son la duodenocefalopancreasectomía, la pancreasectomía distal o, más raramente, la pancreasectomía total. Estos pueden ir precedidos o seguidos de un tratamiento de quimioterapia y/o radioterapia con el objetivo de reducir el tamaño de la neoplasia, eliminar cualquier micrometástasis a distancia y reducir el riesgo de recidiva local y/o a distancia. Sin embargo, en el momento del diagnóstico, menos del 20% de los pacientes tienen un tumor resecable.
Cuando el tumor está localizado en el páncreas pero la cirugía no está indicada debido a la relación de la neoplasia con las estructuras vasculares, está indicada la quimioterapia, posiblemente seguida de quimio-radioterapia concomitante.
Si el tumor no es resecable quirúrgicamente, es posible tratar los síntomas causados por la neoplasia de forma endoscópica y mínimamente invasiva, como en el caso de la ictericia obstructiva (colocación de stents biliares, hepaticodigiunostomías o gastrodigiunostomías bajo guía ecoendoscópica o quirúrgica).
En los pacientes con cáncer de páncreas metastásico, la quimioterapia sistémica sigue siendo el tratamiento estándar.
En el cáncer de páncreas resecable, se puede considerar la radioterapia adyuvante postoperatoria en caso de metástasis en los ganglios linfáticos o márgenes de resección positivos. La radioterapia radical está indicada en pacientes con enfermedad irresecable. Las tecnologías disponibles, capaces de obtener una alta conformación de dosis con el consiguiente ahorro de los órganos de riesgo circundantes, han permitido desarrollar protocolos de hipofraccionamiento en 15 fracciones. Actualmente, el control de la enfermedad, incluso en casos avanzados con tratamiento combinado, es de unos 27 meses. En casos seleccionados es posible utilizar un hipofraccionamiento con técnica estereotáxica en 5 sesiones con fines curativos o incluso sintomáticos.
Procedimientos sugeridos
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