Fístulas perianales

El diagnóstico clínico no suele ser difícil y suele caracterizarse por la aparición de un absceso perianal, que en más del 90% de los casos precede a la formación de una fístula posterior que puede tener un curso muy variado: recto o ramificado, profundo o superficial, único o múltiple. Estas características distinguen las fístulas en simples o complejas. Además del diagnóstico clínico, debe incluir una ecografía endoanal con sonda giratoria y, en los casos más complejos, una resonancia magnética del suelo pélvico.

El tratamiento de las fístulas anorrectales es necesariamente quirúrgico y la técnica a adoptar dependerá del "tipo" y la complejidad de la fístula. La fístula puede ser extirpada mediante fistulectomía, a menudo asociada a la colocación de un setón drenante transesfinteriano, abierta y aplanada mediante fistulotomía cuando es superficial y con menor afectación de las fibras musculares del esfínter, o cerrada/obliterada/coarticulada mediante láser, radiofrecuencia, material biológico y otros. La técnica a utilizar debe intentar respetar al máximo el complejo del esfínter anorrectal, que siempre está atravesado por el curso de la fístula. La operación puede realizarse en régimen de cirugía de día con anestesia locorregional superselectiva en silla de montar y debe realizarse en centros de alto volumen para reducir la tasa de complicaciones y poder gestionarlas lo mejor posible.